¿Enseña la iglesia pacifismo?

Históricamente, los cristianos tenían dos tradiciones principales con respecto al conflicto: el pacifismo y la teoría de la guerra justa. Originalmente, los cristianos se negaron a luchar por el imperio. Se retiraban si se convertían al cristianismo mientras eran soldados. San Martín de Tours fue el niño del cartel de todos los que eligieron seguir a Cristo y no a un comandante terrenal. Menonitas, cuáqueros y hermanos persisten en esta postura, mientras insisten en que el pacifismo no es pasividad. Al rechazar la lógica de la guerra, el pacifismo cristiano busca activamente soluciones no violentas a los conflictos sociales e internacionales. Incluso el arca de la fraternidad reconoce que los abstemios son patos sentados sin un fuerte compromiso creativo.

Bajo Constantino, el cristianismo se convirtió en una religión estatal, creando confusión. No seguir a un rey pagano a la batalla tenía sentido; ¿Qué tal un monarca cristiano? Una asociación iglesia-estado significaba que los gobernantes ahora esperaban una bendición en sus guerras. San Agustín postuló que los cristianos podrían pelear en una guerra justa. Dejó la definición de términos a Tomás de Aquino.

Aquino trató de restringir la guerra. Primero, la violencia solo puede ser emprendida por la autoridad apropiada. Además, el propósito debe ser justo: el interés nacional es insuficiente. En tercer lugar, la paz debe ser el objetivo de cada soldado. Los estudiantes de Aquino agregaron que la violencia debe ser el último recurso. La guerra era permitida en defensa propia. Los medios deben ser proporcionados. Una lucha justa pierde legitimidad si se daña a civiles o rehenes.

El Papa Juan XXIII (Pacem in Terris, 1963) aventuró la posición de "paz justa". La paz es más que la ausencia de guerra, argumentó; se basa en la justicia que sostiene la paz. Papas recientes han cuestionado si la proporcionalidad es posible en un mundo con armas del fin del mundo. El Papa Pablo VI, en su discurso de 1965 en la ONU, declaró: “¡Nunca más la guerra, nunca más la guerra! ¡Es la paz, la paz, la que debe guiar el destino de las naciones! ”El Papa Juan Pablo II esperaba que el mundo aprendiera a“ luchar por la justicia sin violencia ”.

En el 50º Día Mundial de la Paz, el Papa Francisco describió a la humanidad como "comprometida en una guerra mundial atroz fragmentada": a través de la guerra, terrorismo, crimen, violencia contra mujeres y niños, abuso de migrantes, tráfico de personas y devastación ambiental. El Papa recomendó: abolir las armas nucleares, una ética de la fraternidad, la voluntad de resolver el conflicto diplomáticamente y un compromiso con la construcción activa de la paz en todos los niveles.

Escrituras: Isaías 2: 2-5; Miqueas 4: 1-4; Proverbios 8: 15-16; Salmo 118: 8-9; 146: 3-4; Mateo 5: 9; 38-48; Romanos 13: 1-4; Efesios 4:23; 6: 10-17; 1 Pedro 2: 13-17

Libros: I’d Rather Teach Peace, by Colman McCarthy (Orbis Books, 2008); Jesus Christ, Peacemaker: A New Theology of Peace, by Terrence J. Rynne (Orbis Books, 2014)

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